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Una nueva cultura de empresa

En las sociedades modernas ha prevalecido que sus relaciones económicas se rijan por el mercado, cada vez más abierto e interrelacionado, casi sin fronteras.

Por este motivo, el motor principal de la creación de riqueza de un país y, consecuentemente, de empleo son las empresas.

Pero para que las relaciones comerciales se desarrollen con normalidad, todos los que intervienen necesitan un marco jurídico estable y cierto, que las normas sean conocidas y que los cambios se acometan con transparencia. En este panorama, las empresas también deben dotarse de las herramientas adecuadas para cumplir su función, que no puede ser sólo la de obtener beneficios económicos en el corto plazo sino también trasladar a la sociedad que parte de lo que obtiene de ella le puede revertir en forma de beneficio social.

¿Cuál puede ser ese beneficio social que recibe la sociedad?

Pues, sin duda, uno de los principales la creación de empleo lo más estable posible y de calidad, que permita a los trabajadores encarar proyectos de vida, lo que a su vez repercutirá en el crecimiento de un país.
También lo es que las empresas obtengan su beneficio de manera legal y cumpliendo con la responsabilidad adecuada, siguiendo evidentemente con las leyes existentes en cada momento, pero también haciéndose un hueco en el mercado con la reputación suficientemente probada que haga que los ojos de los clientes y consumidores se fijen en ellas.

Hay ejemplos de que quienes se adaptan a estas condiciones terminan obteniendo mejores beneficios en el medio y largo plazo, estabilizan su situación como estructura empresarial y reciben de la sociedad el prestigio necesario para reconocerlas como modelos de buen gobierno corporativo.

Por eso es importante que nuestros empresarios y empresarias cultiven una cultura que les haga estar a la vanguardia y ser líderes en sus respectivos sectores. Esta cultura no consiste sólo en hacer bien las cosas, sino en que los demás conozcan que las hacemos bien y que implantamos los planes necesarios para que se cumplan estos objetivos. Entre aquellos que nos pueden ayudar a conseguirlo están los nuevos planes de defensa penal, el llamado COMPLIANCE PENAL, un nuevo modelo de empresa que conecta con el futuro que queremos conquistar y hacia el que inexorablemente nos dirigimos. En nuestro entorno más cercano, la Unión Europea y Estados Unidos, ya lo tienes asimilado. Las grandes empresas españolas lo están adoptando domo parte de su valor añadido. Es el momento de que la pequeña y mediana empresa española, lo asuma como parte de su inversión de negocio que le hará incrementar sus ventajas competitivas.

 

¿Conocías esta cultura empresarial?

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Carlos Beltran Esteve

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